lunes, 2 de abril de 2012

Cuando estás en Paz.



Cuando estás en paz irradias una vibración, cuya cualidad permite que se sientan a salvo todos los que se encuentran a tu alrededor. Si estás tenso y ansioso, emites un mensaje subliminal acerca de que hay algo que está mal, algo para temer. Las personas de tu entorno responden inconscientemente a este mensaje. O se conectan con este miedo y lo incrementan, o se distancian y te dejan solo.
La tensión te separa de lo Divino por dentro y los problemas frecuentemente aparecen como insolubles. Cuando encuentras el nivel profundo de serenidad interior toda la tensión en tu cuerpo se derrite, todo el miedo se disuelve. Estás abierto a la Luz y se presentan soluciones a los desafíos. Las puertas se abren y la vida fluye. En un estado de calma, paz y serenidad eres como una roca. Nadie te puede lastimar ni hacerte enojar porque no se lo permites. Como ellos saben esto, nadie lo intenta. Cada instante de la vida ofrece una oportunidad para crecer espiritualmente. Esto es así porque estamos constantemente pensando y cada pensamiento aumenta o disminuye nuestra frecuencia vibratoria. Un Maestro observa sus pensamientos, sabiendo que él crea el aura alrededor de sí. En cualquier momento, si estás ansioso, puedes detenerte y concentrarte en pensamientos calmos e imaginar resultados positivos para tus desafíos. Puedes imaginar un lugar sereno. Tu mente no sabe que es imaginación. Se cree que todo está bien y te relaja el cuerpo. Las palabras crean los símbolos. Cada palabra que pronuncias tiene una forma. Puede ser un cubo de hielo, un reloj con alarma, una manta dorada o una rosa. ¿Tus palabras congelan, lastiman o le dan miedo a otros, o los fortifican, los sanan y los reconfortan?


Empieza a observar los símbolos que envías a otros, puesto que vuelven hacia ti y se quedan en tu aura, donde atraen más de lo mismo, porque otra gente inconscientemente responderá a ellos.
 El silencio es una profunda práctica espiritual. Por supuesto, las acciones hablan aún más fuerte que las palabras o los pensamientos. 
Cultiva el cuidado, la bondad, la generosidad, la aceptación, el coraje y las acciones de alta calidad. Los humanos, frecuentemente hablan tonterías. Son chismosos.
 Desafortunadamente, muchos tienden a pensar que cualquier otro tema de conversación es aburrido. Si deseas ser un Maestro, no “compres” negatividad, porque hay otra Verdad. Habla de la esperanza, de la Luz, de las maravillas del Universo. Llena tus conversaciones con inspiración. Busca la bondad en otros. Reconoce las buenas acciones y los logros. Siente que tu aura se hace cada vez más radiante y pacífica.
Si deseas encontrar la paz interior bendice a tus enemigos. Todos somos Uno. Todos somos parte de lo Divino. Nuestros enemigos vienen a nosotros como nuestros mayores maestros.



Cuando dejamos de culpar y empezamos a bendecir a otros, nuestra luz brilla y la serenidad interior se profundiza. Para hallarnos en paz debemos tomar plena responsabilidad por nuestra vida. No podemos estar en paz si le damos a otro el poder de herirnos o hacernos enojar, de frustrarnos o hacernos sentir celosos. Si culpamos a otro por lo que han hecho sus acciones en nuestra vida o por cómo nos sentimos, somos víctimas.
Las víctimas viven en la tercera dimensión. Un Maestro dice: “Sucedió esto. ¿Cómo he permitido que entre en mi vida? ¿Cuál es el aprendizaje?” y hace algo al respecto. El aprendizaje de una persona  es amar y aceptar a alguien o a una situación. El aprendizaje de otro puede ser decir su verdad con claridad; hay quien puede necesitar un desafío o aun pelear por sus derechos. Cada uno debe ir hacia dentro para entender las pruebas que aparecen y manejarlas apropiadamente. Para un Maestro, cada situación simplemente es. El perro muere, nace un bebé, se lastima una persona amada, se incendia una casa, ganas un premio, hay un problema en el trabajo, las resuelve en su interior. Un humano en la tercera dimensión reacciona con rabia, miedo o exaltación; su humor cambia de acuerdo con las circunstancias. El humano en la quinta dimensión se mantiene centrado. Somos humanos y los humanos tienen emociones. Los Maestros lloran. Los Maestros se enojan. Jesús lloró. Jesús se enojó con los prestamistas. No podemos esperar ser diferentes.

Está bien lamentarse, afligirse o alegrarse. Sin embargo, los Maestros rápidamente vuelven a equilibrarse. No gastan la energía pasando de un extremo de la emoción al otro extremo. El miedo es el gran ladrón de la paz. El miedo es la ausencia de Amor y de Luz. Es el sirviente que nos recuerda que debemos aumentar la vibración de nuestros pensamientos con respecto al problema. Los Maestros les dan la bienvenida a los miedos y los enfrentan, puesto que son oportunidades para crecer. Si te encuentras con el miedo, di una oración o llena tu mente con mantras. Reza por las cualidades que necesitas. Reza pidiendo resultados positivos. Esto te mantiene enfocado en la vibración superior y le dice al universo que estás listo para seguir avanzando. Una vez que hayas encarado el miedo, aprendido lo que te ofreció y aumentado tu vibración, ya nunca más te enfrentarás a ese desafío de vibración baja. Si sientes que empiezas a tensionarte, profundiza y haz más lenta tu respiración. Las respiraciones lentas y profundas nos conectan nuevamente, porque estamos tomando no simplemente oxígeno sino prana, que es la fuerza vital Divina.

Vivir en un lugar contaminado destruye la fuerza vital
mata el espíritu. Si te sientes triste, ve a un sitio bello, con aire limpio y fresco.
 Los Maestros, después de algún momento traumático o problemático, vuelven a equilibrarse tomando tres respiraciones; esto es algo que se puede practicar.
                     desconozco el autor.

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