jueves, 6 de septiembre de 2012

La Libertad interior.



Anímate a ser tu mismo.
La vida pasa muy rápidamente como para perder tiempo en 
cosas superfluas que parecen en breve tiempo.
Busca un ideal alto y entrégate en forma absoluta.
Nada más alto que servir y amor a aquellos que nos 
rodean, amigos, enemigos, bueno o malos.

Elige tu camino, no copies un sendero, anímate a alentar en 
el fabuloso vacío de la existencia. Sé tu mismo, tu mismo 
tu forma.

No te detengas ni alteres ante el bajo comentario de 
quienes temen a las personas que se animen a ser libres.
Su envidia los llena de impotencia, y por eso gritan, 
critican, muran, juzgan y hasta a veces matan.

Haz la prueba de ser tu mismo de segundo a segundo 
durante todo el día; te aseguro que te dormirás apenas esposes sobre la almohada, y estarás en paz y en armonía, y también cansado. Cansado por haber intentado ser tu mismo.

Nos han estructurado tanto, que lo que debería ser normal 
se nos torna dificilísimo, debido a pautas de comportamientos que muchas, veces, lo que menos hacen es que la persona sea original, auténtica y este creciendo al 
practicarlas.

Vivimos inmersos en la culpa original, olvidandonos de la 
fuerza de la inocencia original.

Si eres capaz de manifestar tu pesar, y estar atento a la 
evolución, significa que eres sabio como para hablar o 
callar. Y aún más significa que eres ya un pensante. Pero no 
te olvides de que un ser pensante sin obras es como un libro 
sin hoja escrita.

Hay un dicho que dice: " muestrame tu Fe sin tus obras , que 
yo con obras te mostraré tu fe"

Vivimos muy pendientes del que dirán, cuando la realidad 
del comentario tan efímero que nosotros seguimos 
amargandonos, mientras él que hizo el comentario, ya se 
olvido del mismo y ni sospecha de la semilla cargada del 
mal que sembró.

Aprende  a ser tu mejor amigo, a quererte bien, y desde allí, 
sal al encuentro del amor. Sino ni siquiera intentes dar lo 
que no tienes.


Tienes el derecho a equivocarte y aprender, puedes y debes 
buscar la perfección. Muchos critican el obrar ajeno, 
sentado ante un escritorio con grandes títulos, gordos de 
hipocresía, sin el coraje de animarse a ser ellos mismos, de 
pensar más allá de las escrituras con las que fueron 
formados.

Desde allí esperan la caída para criticar y no para levantar, 
esperan el error para condenar y no para enseñar.
Esperan el fracaso para alegrarse y no para ayudar. Hay de otras personas en puestos públicos, templos, cocinas, 
lavaderos, negocios, etc. No dejes que ellos marquen tu 
vida sigue solo a quienes veas y sientas llenos de vida, 
aunque hayan muerto hace mucho tiempo.

Lo bueno del verdadero compartir es que no se debe estar 
siempre de acuerdo para crecer genuinamente.
 La libertad interior es el fruto maduro de la exigencia diaria, por ser simple, por aprender a amar, a servir a escuchar a renunciar por buscar llenar cada segundo de tu vida.

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