lunes, 10 de septiembre de 2012
La Rosa y La Luna.
La flor, sin embargo, continuaba soñando. Durante sus largas noches imaginaba un cielo donde volaban muchas abejas que venían a besarla cariñosamente. Así conseguía resistir hasta el día siguiente, cuando volvía a abrirse con la luz del sol.
Cierta noche, conociendo la soledad de la rosa, la luna preguntó:
- ¿Tú no estás cansada de esperar?
- Quizás. Pero tengo que seguir luchando
-¿Por qué?
- Porque si no me abro, me marchitaré."
En los momentos en que la soledad parece destruir toda la belleza, la única manera de resistir es continuar abiertos".-
Paulo Coelho.
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