domingo, 18 de mayo de 2014

El helecho y el bambú.


Un día decidí darme por vencido. Renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad. Quería renunciar a mi vida. Fui al bosque para tener una última charla con Dios. “Dios”, le dije, “¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?”.
Su respuesta me sorprendió: “Mira a tu alrededor”, me dijo, “¿ves al helecho y al bambú?”. “Sí”, respondí.
“Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien; les di luz, les di agua. El helecho creció rápidamente; su verde brillante cubría el suelo, pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo, no renuncié al bambú.
“En el segundo año, el helecho creció más brillante y abundante, y de nuevo, nada creció de la semilla de bambú, pero no renuncié al bambú”, dijo.
“En el tercer año, todavía nada brotó de la semilla de bambú, pero no renuncié. En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú, y no renuncié”, dijo.
“Luego, en el quinto año, un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho, era aparentemente muy pequeño e insignificante, pero sólo seis meses después, el bambú creció a más de 3 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir. a ninguna de mis creaciones le daría un reto que no pudiera sobrellevar”, me dijo.
“¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?. No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. No te compares con otros ”, me dijo.
“El bambú tenía un propósito diferente al del helecho; sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso. Tu tiempo vendrá”. Dios me dijo: “¡Crecerás muy alto!”. “¿Qué tan alto debo crecer?”, pregunté. “¿Qué tan alto quieres llegar?, me preguntó en respuesta.
Espero que estas palabras puedan ayudarte a entender que Dios ¡ nunca renunciaría a ti.
¡No te arrepientas de un día en tu vida!.
Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. 
¡Continúa!
La felicidad te mantiene dulce, los intentos te mantienen fuerte.
Las penas te mantienen humano, las caídas te mantienen humilde.
El éxito te mantiene brillante, pero sólo Dios te mantiene caminando…
Desconozco el autor.

1 comentario:

  1. Una hermosa historia que entraña una gran enseñanza. No hay que darse por vencido y sobre todo no hay que intentar ser como los demás, cada uno hemos venido al mundo con un propósito distinto, pero todos somos necesarios en el engranaje de la vida.
    Besos

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