Comienza a respirar, llevando aire a tus pulmones y a cada célula de tu cuerpo.
Permite que tu respiración poco a poco y rápidamente vaya relajando cada uno de tus músculos, cada una de tus células.
Cada inhalación viene cargada de paz, de armonía, de amor de mucha compasión.
Utiliza el poder de tu mente, ese espacio mágico que llevas por dentro para crear un espacio de paz, en donde sabes que eres amado, que eres protegido y honrado.
Permite que todos los seres de luz, todos tus maestros, ángeles y arcángeles te acompañen hoy,
verdaderamente te acompañen mientras realizas este viaje, hoy que te has dado el permiso para estar unos minutos en compañía de tu Ser Superior,
de tus maestros y muy especialmente de nuestro amado Arcángel Miguel, que ya se encuentra acá y que usualmente te acompaña en cada uno de tus pasos.
A la vez que vas respirando y que tu cuerpo está más y más relajado, permítete disfrutar de una agradable sensación de bienestar.
Utiliza el ojo mágico de tu mente y permítete visualizar que en tu corazón se va formando una esferita de luz,
de ese color que hoy es perfecto para ti.
Observa como, sin darte cuenta, esa luz se va expandiendo hasta llenar todo tu cuerpo, y que al llegar a tus pies un rayo de luz, tu luz comienza a salir por tus pies y atraviesa el suelo para llegar al corazón de la Tierra, de Gaia.
Cuando esa luz, tu luz haya llegado a ese centro, quizá puedes sentir o no el latido de la Tierra a través de tus pies, y sin querer te das cuenta que tu corazón comienza a latir al mismo ritmo, tu tu... tún, tu tu... tún.
Eso es, permítete conectarte con esa energía de la madre, la energía de la vida.
Y mientras tu corazón late con el corazón de la tierra, ocurre que simultáneamente y sin que te dieras cuenta, de tu cabeza también sale un rayo de esa luz, tu luz, que comienza a ascender, a subir hasta llegar a ese punto magnifico en el infinito en el que se encuentra ese lugar en el que hoy te reunirás con Miguel, Quien es Como Dios.
Poco a poco, con el poder de tu amor comienzas a subir por ese rayo de luz hasta llegar a ese espacio maravilloso.
Un lugar que sólo tu conoces y a donde invitas solo a las personas y los seres que sabes que te aman.
A lo mejor ya estás allí y puedes observar todo a tu alrededor, presta atención a los colores, a la intensidad de la luz.
Quizá puedes observar tus pies y darte cuenta, a medida que subes la vista, de cómo estás vestido y calzado, de si llevas puesto algún tipo de decoración, prendas o joyas, quizá algo te llama la atención de tu atuendo o no.
En algún lugar de ese sitio tan especial hay un sendero... camina o acércate a él y comienza a seguirlo, te lleva al encuentro con Miguel, Quien es Como Dios. Puedes sentir, escuchar o ver a alguien o algo que te dice que es EL, es Miguel, puede que esté solo o que esté acompañado por otros seres de luz que hoy también quieren darte un saludo especial. Acércate confiado...
pareciera que Miguel te extiende su mano y tú puedes darle tu mano y dejar que hoy, él te guíe.
Te lleva a un lugar en donde se pueden sentar cómodamente a conversar... permítete ese momento especial de conexión con el Espíritu a través de Miguel, Quien es Como Dios. Permítete los próximos minutos para compartir con el Espíritu.
Hay una información importante para ti el día de hoy.
En cuanto termines, observa que tienes algo que obsequiarle a Miguel en señal de agradecimiento por este hermoso momento de paz y de amor, de compasión y de misericordia. Entrégaselo. Y recibe de Miguel su señal de agradecimiento, en la forma perfecta que solo él y tú saben compartir...
Es hora de regresar a casa, a la Tierra, a ese lugar que escogiste para crecer y para SER.
Miguel y todos los demás seres de luz te acompañan al lugar en donde te volverás a conectar con tu luz, para comenzar a descender lentamente, quizá desde allí puedes ver el planeta, la Tierra, en todo su esplendor, todos sus colores, y a medida que vas descendiendo comienza a distinguir aún más todos los colores de la Tierra... hasta que estás consciente de estar sentado-acostado acá, ahora...
Permite que ese rayo de luz que te conecta con ese punto en el infinito comience a recogerse hasta volver a incorporarse en tu corazón,
y lo mismo ocurre simultáneamente con el rayo de luz que te conecta con el corazón de la Tierra, comienza a recogerse hasta volver a incorporarse a tu corazón.
Y de nuevo puedes ver o sentir la esferita de luz que siempre tienes en tu corazón y que puedes ver brillar cada vez que te mires en el espejo mágico de tu mente.
Así, comienza a ser consciente de tu cuerpo, de tu respiración y con cada inhalación profunda comienza a mover tus manos... tus pies... tu cabeza... y consigue esa inhalación perfecta que te permite abrir los ojos completamente alerta y relajado.
Elisabeth Tepper Kofod.
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