viernes, 22 de agosto de 2014

Ley básica de la prosperidad.



No podemos obtener algo a cambio de nada. 
En otras palabras, debemos dar para recibir. 
Debemos sembrar antes de cosechar. Cuando no damos o no sembramos en los reinos de prosperidad, no hacemos contacto con la abundancia pródiga de Dios, y por lo tanto no hay un canal formado a través del cual la rica e ilimitada sustancia del Universo pueda transportar la riqueza para nosotros.
 Puede ser que estemos irradiando positivismo, abundancia, etc., pero sin dar, no hay recibir.
Debemos sembrar primero. Siempre tenemos algo para dar. Quizás usted que lee este artículo esté pensando “¿qué puede dar una persona que no tiene nada?” Siempre hay algo que una persona puede dar, ya sea tangible o intangible, para ponerlo en contacto con la rica provisión de Dios.

Una viuda con una casa llena de niños telefoneó una vez a una consejera y le dijo que no habían comido desde el día anterior. 
Ella estaba desesperada. La consejera que tomó la llamada supo muy bien a lo que se refería la viuda. En su pasado ella había pasado por lo mismo, y cuando ella aplicó el poder del pensamiento próspero en su vida, éste había provisto “maná del cielo” en una época de desesperada escasez, en su propia vida.
Por supuesto cuando ella explicó a la viuda que debería dar algo para recibir, la primera reacción de ella fue la misma que podría ser la suya que está leyendo esto: la viuda replicó: “pero precisamente, no tengo nada que dar“. A lo cual la consejera gentilmente le dijo: “Pero querida señora, por supuesto que tiene algo que dar. Siempre tenemos alguna cosa para dar. Verdaderamente, tenemos más para dar de lo que nos podemos suponer”. 
Esto motivó a la desesperada viuda a buscar a su alrededor, y pidió guía divina respecto a lo que ella pudiera dar. La viuda se aseguró de que la consejera estaría orando con ella en la fe para saber cómo dar para igualmente, recibir. 
La consejera también le dijo que después de que empezara a fluir la sustancia de la prosperidad, al dar, estuviera lista para recibir, y que preparara la mesa para esa comida tan deseada, para ella y para sus niños, e hiciera una lista sobre víveres para ir de compras con la seguridad de que el dinero sería recibido muy pronto para comprarlas. 
Con fe la viuda se sentó y orando se preguntaba qué podría ella dar. De repente se acordó de las flores sembradas en el patio de atrás de la casa; las cortó alegremente y se las obsequió a un vecino enfermo quien se alegró mucho al recibirlas.
Seguidamente, puso la mesa con la mejor vajilla, cubiertos y manteles. Esto causó gusto y emoción en los niños, quienes alegres esperaban una buena comida. Precisamente, mientras terminaba su lista de mercado, alguien que le debía dinero desde hacía mucho tiempo, llegó y ¡pagó la deuda de $30 dólares! Treinta dólares que había dado por perdidos y no esperaba ya, que le fuesen devueltos.

Si yo pudiera dar y gritar un mensaje a todo el mundo, al considerar los secretos de la vida, sería este: No podemos conseguir algo a cambio de nada. Pero podemos conseguir lo mejor de todas las cosas cuando damos una medida llena para el bien que deseamos recibir.

Los intangibles que usted puede dar también son: respeto, generosidad, bondad, cooperación, suavidad, gentileza, honestidad, dulzura, consideración, amor… especialmente a sus seres más queridos y cercanos (que son a quienes, a veces, más cuesta).
Entonces ahora mis queridos lectores los invite a sentarse a meditar esta ley y si puede y lo desea incluso con sus hijos, todos juntos, y cada quien puede pensar y pedir iluminación sobre lo que deberá dar y a quién y una vez la respuesta viene, cada quien deberá dar aquello que vino inspirado. Y además, ¡empiecen a prepararse para recibir, que los niños preparen, prepárense todos!
Doy mi Amor
Doy mi Luz
Doy mi Bondad
Doy en Honestidad
Doy en Humildad
Doy en Alegría
Doy en Gratitud
Doy
Doy
   Doy....
Este hermoso texto, lo encontré en la Web, esta firmado con el nombre Ivonne. Gracias a estas ricas personas que escriben, describen y ayudan al prójimo con amor... A mí me hizo mucho bien, así que se los comparto con mucho afecto.

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