sábado, 30 de octubre de 2010

La Profecia del Cuerno Verdadero






Desapareceré gradualmente en la tiniebla,
en una noche hecha por el Hombre.
Pero el Sol atravesará esa niebla
cuando me pierdo y así otra vez me gano.
¡Libérate! ¡Libérate! Te llamo
a Nuevas Tierras más allá del mar:
que otro, por sendero estrecho, se me acerque.
Más lejos, más alto,
pero fuera de alcance.
Elige bien el camino que enseñe
cómo se levanta el Hundido,
cómo se llena el Vacío,
cómo finalmente se sosiega
un corazón desconcertado.
¡Busca la Gran Piedra!
Márcala con una señal
para que quien te siga
sepa que es la mía,
y esté cierto, al verla, y pondere,
tal como escribieron los Antiguos:
"Tal y tanto Arriba, tal y tanto Abajo".
Y custodiaré la Fuente de la Grandeza;
esperaré junto a una lágrima
nacida ni de la pena ni de la alegría,
revestido de plata, bajo tierra;
soy el Cuerno Espiralado.



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