sábado, 9 de abril de 2011



Todo lo material es nada. El valor de las cosas se las damos nosotros, para el mundo real no tienen valor, solo son útiles para que el ser encarnado viva determinadas experiencias. Para el mundo real las cosas solo tienen utilidad en determinado momento, luego carecen de importancia.


El ser encarnado busca placer en lo nuevo, lo desconocido, busca, descubre, utiliza y descarta, el humano va descubriendo y desechando cosas materiales durante toda su encarnación, siendo el último desprendimiento su propio cuerpo, materia que también usa de forma temporal para vivir la experiencia terrenal.


Nada de lo que vemos tiene valor. Son solo elementos necesarios en nuestro escenario actual, temporalmente están ahí, van cambiando a lo largo de nuestras vidas y por mas propios que creamos que son, cuando partimos quedan y nuestro cuerpo también desaparece.


Nos preocupamos por cosas que no valen nada, por ende nuestras preocupaciones no tienen valor. ¿Porque entonces no nos podemos deshacer de ellos?, por no aceptar que nada material tiene valor.


Aprendamos a vivir sabiendo que todo es prestado. Prestado por Dios, cuidemos lo que recibimos como si fuéramos a entregárselo a Dios mismo. Démosle gracias por su generosidad, pero sepamos que el verdadero valor no esta en lo que recibimos, sino en lo que con ellos experimentamos, todas las experiencias llevan al amor, conducen al amor. Todos los caminos de Dios llevan al amor, lo importante no es como, si no transitarlos, lo importante no es llegar, es descubrir amor a cada paso.


Observa con amor todas tus cosas y date cuenta que en algún momento dejaran de ser tuyas, obsérvalas como algo prestado, acepta cederlas con amor cuando ya no las uses más, ya que así serás el brazo de Dios en acción.


Cuando ofrezcas algo hacelo de parte de Dios, y cuando recibas algo dale gracias a EL por su envío, nada es mas o menos importante, todo es parte de la misma cadena, un eslabón mas, como nosotros, todo es parte de lo mismo, todos somos parte de lo mismo, todos somos parte de todo es parte de lo mismo,  todos somos parte de Dios.


(Un Curso de Milagros – Libro de ejercicios)

No hay comentarios:

Publicar un comentario